Realmente necesitas ir a Medjugorje para "experimentarlo". No se puede contar la profundidad de lo que allí sientes, porque tanto AMOR y tanta PAZ te inundan... que no sabría por donde empezar. A veces, para sentir ese Amor necesitas escalar montes muy difíciles. Cuando llegas a la cima te sientes tan bien, tan querida, que ni te acuerdas del esfuerzo realizado. Notas a la Virgen muy cerca de ti, agarrándote para que no tropieces en esas grandes piedras. No tienes miedo de nada porque nada te impresiona con Ella.
Medjugorje te enseña a orar. María te ayuda a llenar tu corazón de Dios. Como le he contado a tanta gente: "allí pasa algo"; porque vuelves enganchado de por vida y, por lo menos yo, contando los días que faltan para volver y necesitando entrar en el ordenador cada día para saborear ese regalazo de Dios que es Medjugorje.
Gracias a los promotores de la peregrinación de Sevilla y a todos los peregrinos por hacerme sentir que somos la familia Medjugorje. Ahora la Gospa tiene 160 mensajeros más y no podemos fallarle.
Miryam Barón
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