En el trayecto desde el aeropuerto de Dubrovnik hasta Medjugorje me tocó en suerte ir en el autobús número 3 y, por tanto, tuve como guía “nativa” a nuestra querida Filka. Fue deliciosa su “charla-testimonio-catequesis” a lo largo del camino haciendo que se nos pasaran rapidísimas las tres horas de viaje en autobús. Entre las muchas cosas preciosas que nos contó, una ya la había leído antes en un libro de Sor Emmanuelle Maillard y me resultó "especialmente familiar". Fue la siguiente: “Todas las personas que van a Medjugorje han ido invitadas, de una u otra forma, por la Virgen María”. En efecto, yo creo que es así y os voy a contar cómo fue en mi caso la invitación.
Yo conocí las apariciones de Medjugorje en el año 2005. Desde entonces me interesé por el tema y, de vez en cuando, buscaba información sobre el transcurrir de los acontecimientos. A lo largo de estos años transcurridos compré algunos libros al respecto e incluso me trasladé a Sevilla a escuchar el testimonio que la vidente Marija dio en la iglesia de El Salvador. A pesar de todo ello en ningún momento me planteé en serio ir a Medjugorje, por lo menos a corto plazo.
Este pasado verano me fui con mi familia a pasar unos días en la playa. Como lectura me llevé “El niño escondido de Medjugorje” de Sor Emmanuel. En la tarde del viernes 13 de agosto leí el capitulo 33 "Una invitación a la holgura". En este capítulo Sor Emmanuel trata el mensaje que la Virgen dio el 23 de agosto de 1983:
“Yo misma he invitado a cada uno de vosotros a este lugar, pues necesito de vosotros para transmitir mis mensajes al mundo entero.”
Cuenta la autora del libro en este capítulo algunos casos en los que a personas que tenían severos obstáculos para poder ir a Medjugorje, poco a poco, y de la manera más inesperada, les iban desapareciendo cada una de las dificultades que les impedían la peregrinación y veían expedito su camino hacia ese lugar.
Tras la lectura de ese capítulo me puse a “hablar” con María y le dije, más o menos, lo siguiente:
"Madre, si alguna vez quieres que vaya a Medjugorje cuenta con mi disponibilidad y dímelo de alguna manera, pero va a resultar muy complicado que pueda ir ya que no tengo ni idea de cómo puedo hacerlo, ni conozco a nadie que haya ido, ni que esté relacionado con Medjugorje."
Ahí quedó la cosa.
A la mañana siguiente, Sábado, 14 de agosto, después de desayunar nos disponemos toda la familia para ir a la playa y, siguiendo la rutina de esos días, me acerco al kiosko de prensa a comprar el “Marca”. Junto a éste veo el diario deportivo sevillano “Estadio Deportivo”. En unos instantes se me pasa por la cabeza la siguiente deducción (propia de un cordobés, cordobesista y socio del Córdoba C.F.):
-"Ayer jugó el Córdoba C.F. contra el Xerez C.D. en Sevilla. Seguramente en el “Marca” pondrán sólo el resultado y quizás en el "Estadio Deportivo", como jugaron en la ciudad deportiva del Sevilla y también Jerez está muy cerca de Sevilla, venga alguna crónica o algo más que el resultado".
Dicho y hecho. Compro "Estadio Deportivo" en vez del "Marca" habitual, un diario que nunca había comprado y seguramente no vuelva a comprar más. Abro el periódico y me encuentro de bruces con el anuncio de la peregrinación a Medjugorje de Viajes Halcón.
De inmediato se me vino a la cabeza mi “oración” del día anterior y veía cómo todos los obstáculos que le había puesto a María para poder ir a Medjugorje desaparecían.
A pesar de ello me resistía a pensar que aquello pudiese ser una llamada de la Virgen y enseguida me puse a buscar nuevos obstáculos para justificarme y no acudir a Medjugorje. Tras unas horas dándole vueltas a la cabeza se me ocurrió la solución. Había encontrado la “prueba del algodón” definitiva para saber si María quería verme por Medjugorje:
- “¿Cómo voy a ir a Medjugorje, lugar de unas apariciones que no están aún aprobadas oficialmente por la Iglesia? Para ir debo tener la autorización de una autoridad eclesiástica”-- Pensé.
En mi parroquia tengo un amigo sacerdote que, en algunas ocasiones que había surgido como tema de conversación, había manifestado que no creía que la Virgen se aparezca en Medjugorje y que, más bien, se inclinaba a pensar en que todo es un montaje. Si le pedía su opinión y su visto bueno para ir y lo obtenía, cosa bastante improbable, sería otra prueba manifiesta de que María quería que fuese a visitarla a Medjugorje.
A la vuelta de las vacaciones me dirigí hacia la parroquia a exponerle el tema a mi amigo sacerdote y realizar la preceptiva consulta. Su contestación fue más o menos como sigue:
-“Como ya sabes, mientras que la Iglesia no apruebe esas apariciones yo no creeré en ellas, ahora bien, también es cierto que la Iglesia no ha prohibido que se acuda allí y por otra parte sí que creo en la Providencia Divina y si a ti te ha pasado eso y tu sientes que la Virgen te está llamando, adelante, por mi no hay problema.”
Se me terminaron las excusas y también las dudas. En mi interior sentía firmemente que la Virgen se había servido del “Estadio Deportivo” para invitarme a ir a Medjugorje. Yo me pregunto ¿quién soy yo para que María se haya dirigido a mi? Me parece presuntuoso decirlo y hasta pensarlo pero lo sentí así y me siento con la obligación de testimoniarlo.
PD.1: A unos amigos comunes que quisieron acompañarme a Medjugorje tras enterarse de que me iba, mi amigo sacerdote les aconsejó que no fuesen.
PD.2: Como anécdota decir que en el “Estadio Deportivo” no venía ni el resultado del partido del Córdoba C.F. y al final me tuve que comprar el “Marca” para enterarme del resultado.
Manuel Arrebola
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